Un dato curioso
Esas constelaciones son irreales: son composiciones arbitrarias que se ven desde la Tierra, pero que no se verían igual desde otro punto de la galaxia.
Para que te hagas una idea, dos de las estrellas que componen la Osa Mayor están a una distancia enorme: una, Groombridge 1618, es una enana naranja situada a menos de 16 años luz de distancia, mientras otra, Sidus Ludoviciana, es una enana blanca que está a casi 400 años luz de aquí. Sin embargo, por su posición desde aquí y el brillo equiparable que percibimos, la imaginamos como en un plano.
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